Citas de La Iglesia
Sobre el santísimo Sacramento

San Manuel González - El Apóstol de los Sagrarios Abandonados

“Asomaos cuántas veces paséis por delante de un Sagrario y decid muy quedito, pero con toda el alma: ¡Corazón de mi Jesús, que yo me dé cuenta de que tú estás ahí!

… Yo os aseguro que el día en que acabéis de daros cuenta de eso, nadie os va a ganar en alegría y felicidad”

Beato Carlos de Foucauld

 “Allí donde está la Santa Hostia está Dios vivo; es tu Salvador, tan real como cuando Él vivía y hablaba en Galilea y en Judea, y como está ahora en el cielo…”

Sta. Benedicta de la Cruz –Edith Stein–

“El Señor está presente en el sagrario con su divinidad y su humanidad. No está allí por él mismo, sino por nosotros, porque su alegría es estar con los hombres. Y porque sabe que nosotros, tal como somos, necesitamos su cercanía personal. En consecuencia, cualquier persona que tenga pensamientos y sentimientos normales, se sentirá atraída y pasará tiempo con él siempre que le sea posible y todo el tiempo que le sea posible”.

San Manuel González - El Apóstol de los Sagrarios Abandonados

“Asomaos cuántas veces paséis por delante de un Sagrario y decid muy quedito, pero con toda el alma: ¡Corazón de mi Jesús, que yo me dé cuenta de que tú estás ahí! … Yo os aseguro que el día en que acabéis de daros cuenta de eso, nadie os va a ganar en alegría y felicidad”.

San Juan Pablo II

En un momento tan difícil de la historia…

“En una época marcada por odios, por egoísmos, por deseos de falsas felicidades, por la decadencia de costumbres, la ausencia de figuras paternas y maternas, la inestabilidad en tantas jóvenes familias y por tantas fragilidades y dificultades que sufren los jóvenes, nosotros te miramos a Ti, Jesús Eucaristía, con renovada esperanza. A pesar de nuestros pecados, confiamos en tu divina misericordia. Te repetimos junto a los discípulos de Emaús «Mane nobiscum Domine!», «¡Quédate con nosotros, Señor!»…

Mientras te adoramos, ¿cómo es posible no pensar en todo lo que tenemos que hacer para darte gloria? Al mismo tiempo, sin embargo, reconocemos que san Juan de la Cruz tenía razón cuando decía: «Adviertan, pues, aquí los que son muy activos, que piensan ceñir al mundo con sus predicaciones y obras exteriores, que mucho más provecho harían a la Iglesia y mucho más agradarían a Dios, dejado aparte el buen ejemplo que de sí darían, si gastasen siquiera la mitad de ese tiempo en estarse con Dios en oración».

Ayúdanos, Jesús, a comprender que para «hacer» algo en tu Iglesia, incluso en el campo tan urgente de la nueva evangelización, es necesario ante todo «ser», es decir, estar contigo en adoración, en tu dulce compañía. Sólo de una íntima comunión contigo surge la auténtica, eficaz y verdadera acción apostólica”[1]

[1] Juan Pablo II, Homilía a los jóvenes, Vaticano, 15 de marzo 2005.

Fulton Sheen - La Hora que da sentido a mi vida

“El objetivo de la Hora Santa es fomentar un encuentro personal y profundo con Jesucristo. El santo y glorioso Dios nos invita constantemente a acercarnos a Él, conversar con Él, para pedirle las cosas que necesitamos y para experimentar la bendición de la amistad con Él”.

San Pedro Julián Eymard

«No me preocupo en absoluto del pan de cada día. Es el Rey quien debe alimentar a sus soldados. Por nuestra parte, todo nuestro empeño consiste en alojarlo convenientemente, en darle un sagrario, un altar, ornamentos… Dedicaremos a ello todo lo que tengamos, pues el Rey Eucarístico se lo merece todo».

Benedicto XVI

“La renovación de la parroquia, «familia de familias cristianas», no depende de bonitos planes pastorales, sino del encuentro de sus miembros con Cristo, particularmente en la Eucaristía.”

San Alfonso María de Ligorio

“Qué gran fuerza da a las almas que aman a Jesucristo el visitarlo con frecuencia en el Santísimo Sacramento”. 

San Juan Pablo II

«En la pregunta de Pedro: “¿A quién vamos a acudir?” está ya la respuesta sobre el camino que se debe recorrer. Es el camino que lleva a Cristo. Y el divino Maestro es accesible personalmente; en efecto, está presente sobre el altar en la realidad de su cuerpo y de su sangre. En el sacrificio eucarístico podemos entrar en contacto, de un modo misterioso pero real, con su persona, acudiendo a la fuente inagotable de su vida de Resucitado»[1].

[1] Juan Pablo II, Homilía en la Santa Misa de clausura de la XII Jornada Mundial de la Juventud, Roma, 20 de agosto de 2000.

Ecclesia de Eucharistia

«Queridos hermanos y hermanas «Aquí está el tesoro de la Iglesia «En la Eucaristía tenemos a Jesús, tenemos su sacrificio redentor, tenemos su resurrección, tenemos el don del Espíritu Santo, tenemos la adoración, la obediencia y el amor al Padre. Si descuidáramos la Eucaristía, ¿cómo podríamos remediar nuestra indigencia? En el humilde signo del pan y el vino, transformados en su cuerpo y en su sangre, Cristo camina con nosotros como nuestra fuerza y nuestro viático y nos convierte en testigos de esperanza para todos»[1]

[1] Ecclesia de Eucharistia, 17 de abril de 2003, 59, 60, 62.

Dom Chautard - El alma de todo apostolado

“Nuestra felicidad en esta vida depende de nuestra unión con Jesucristo en la Eucaristía”

Nuestro Señor a Santa Margarita

Le dice Jesús a Santa Margarita María:

«Como agradecimiento (a mi amor) no recibo de la mayoría de los hombres más que ingratitudes, irreverencias, sacrilegios, frialdad y desprecio».

«Mira cómo me tratan los pecadores… Sólo demuestran frialdad y rechazo ante todas mis atenciones para hacerles el bien… Dame por lo menos la satisfacción de suplir sus ingratitudes… Participa de las amarguras de mi Corazón».

«Si supieras, cuánta sed tengo de ser amado por los hombres, no ahorrarías esfuerzos en ello… ¡Estoy sediento, ardo en deseos de ser amado!».

«Siento una ardiente sed de ser honrado y amado por los hombres en el Santísimo Sacramento, y no hallo a casi nadie que se esfuerce, según mi deseo, por saciar esa sed, manifestando alguna reciprocidad»

San Francisco Marto

San Francisco Marto pasaba horas ante el Santísimo Sacramento para “consolar a Jesús”. Y sin duda que esto también cura las heridas, porque al ver al compadecernos de Nuestro Señor, nos olvidamos de nuestros propios dolores y eso también nos ayuda a ir curándolos.

Santo Curo de Ars

“Allí está aquel que tanto nos ama, ¿por qué, pues, no habremos de amarlo nosotros?”[1].

[1] Cura de Ars, Arch. Secret. Vaticanos, 227, 1103.

Santo Domingo Savio

Quieren muchas gracias? Vayan a visitar con frecuencia al Santísimo Sacramento. ¿Quieren pocas gracias? Visiten el Santísimo Sacramento con poca frecuencia. ¿No quieren ninguna en absoluto? Entonces no vayan a visitar el Santísimo Sacramento”

Pio XII

«las piadosas y aún cotidianas visitas a los divinos sagrarios», con otros modos de piedad eucarística, «han contribuido de modo admirable a la fe y a la vida sobrenatural de la Iglesia militante en la tierra, que de esta manera se hace eco, en cierto modo, de la triunfante, que perpetuamente entona el himno de alabanza a Dios y al Cordero “que ha sido sacrificado” (Ap 5,12; +7,10). Por eso la Iglesia no sólo ha aprobado esos piadosos ejercicios, propagados por toda la tierra en el transcurso de los siglos, sino que los ha recomendado con su autoridad. Ellos proceden de la sagrada liturgia, y son tales que, si se practican con el debido decoro, fe y piedad, en gran manera ayudan, sin duda alguna, a vivir la vida litúrgica» (Mediator Dei 165-166).

«Cuando la Iglesia nos manda adorar a Cristo, escondido bajo los velos eucarísticos, y pedirle los dones espirituales y temporales que en todo tiempo necesitamos, manifiesta la viva fe con que cree que su divino Esposo está bajo dichos velos, le expresa su gratitud y goza de su íntima familiaridad» (Mediator Dei164).

El culto eucarístico, ordenado a los cuatro fines del santo Sacrificio, es culto dirigido al glorioso Hijo encarnado, que vive y reina con el Padre, en la unidad del Espíritu Santo, por los siglos de los siglos. Es, pues, un culto que presta a la santísima Trinidad la adoración que se le debe  (+Dominicæ Cenæ 3).  

San Juan Pablo II

Y postrándose le adoraron” (Mt 2,11). Si en el Niño que María estrecha entre sus brazos los Reyes Magos reconocen y adoran al esperado de las gentes anunciado por los profetas, nosotros podemos adorarlo hoy en la Eucaristía y reconocerlo como nuestro Creador, único Señor y Salvador. JPII  Mensaje para la XX JMJ, Colonia 2005, n 4

San Juan Pablo II

“La labor inmensa de estos hombres, toda esa labor evangelizadora de las reducciones guaraníticas, fue posible gracias a su unión con Dios. San Roque y sus compañeros siguieron el ejemplo de San Ignacio, plasmado en sus Constituciones: “Los medios que unen al instrumento con Dios y lo disponen a dejarse guiar por su mano divina son más eficaces que aquellos que lo disponen hacia los hombres” (San Ignacio de Loyola, Constitutiones Societatis Iesu, n. 813). Por eso, estos nuevos santos vivieron en aquella “familiaridad con Dios, nuestro Señor” (Ibíd.),  que su fundador quería como característica del jesuita. Fundamentaron así, día a día, su trabajo en la oración, sin dejarla por ningún motivo. “Por más ocupaciones que hayamos tenido –escribía el padre Roque en 1613–, jamás hemos faltado a nuestros ejercicios espirituales y modo de proceder” (Epist., 8 de octubre de 1613)” (Homilía en la canonización de los Santos Mártires Rioplatenses, Asunción, 16/05/1988).

P Julio César Ceccotto

Nunca recuerdo –refiere el mismo Ceccotto– haya faltado a la visita diaria a Jesús  Sacramentado”. (Ceferino) Testimonio del p. julio César Ceccotto

Mysterium Fidei

Dignifica al pueblo de Dios

Todos saben que la divina Eucaristía confiere al pueblo cristiano una dignidad incomparable. Ya que no sólo mientras se ofrece el Sacrificio y se realiza el Sacramento, sino también después, mientras la Eucaristía es conservada en las iglesias y oratorios, Cristo es verdaderamente el Emmanuel, es decir, Dios con nosotros. Porque día y noche está en medio de nosotros, habita con nosotros lleno de gracia y de verdad68; ordena las costumbres, alimenta las virtudes, consuela a los afligidos, fortalece a los débiles, incita a su imitación a todos que a El se acercan, de modo que con su ejemplo aprendan a ser mansos y humildes de corazón, y a buscar no ya las cosas propias, sino las de Dios. Y así todo el que se vuelve hacia el augusto Sacramento Eucarístico con particular devoción y se esfuerza en amar a su vez con prontitud y generosidad a Cristo que nos ama infinitamente, experimenta y comprende a fondo, no sin gran gozo y aprovechamiento del espíritu, cuán preciosa es la vida escondida con Cristo en Dios69 y cuánto sirve estar en coloquio con Cristo: nada más dulce, nada más eficaz para recorrer el camino de la santidad. f. Io. 1, 14. Cf. Col. 3, 3 Mysterium Fidei, 8 

San Luis Guanella

Ah, si pudieras estrujarte de amor frente al altar del Santisimo Sacramento, como la llama de la lámpara que arde frente al Tabernaculo!

Santa Teresa - Camino de perfección 33,4

¡Oh Señor eterno! ¿Cómo aceptáis tal petición? (quedarse en la Eucaristía) ¿Cómo lo consentís? No miréis su amor, que a trueco de hacer cumplidamente vuestra voluntad y de hacer por nosotros, se dejará cada día hacer pedazos. Es vuestro de mirar, Señor mío, ya que a vuestro Hijo no se le pone cosa delante, por qué ha de ser todo nuestro bien a su costa. ¿Porque calla a todo y no sabe hablar por sí sino por nosotros?

San Alfonso María de Ligorio

“Qué gran fuerza da a las almas que aman a Jesucristo el visitarlo con frecuencia en el Santísimo Sacramento”. 

San Perdro Julián Eymard

«No me preocupo en absoluto del pan de cada día. Es el Rey quien debe alimentar a sus soldados. Por nuestra parte, todo nuestro empeño consiste en alojarlo convenientemente, en darle un sagrario, un altar, ornamentos… Dedicaremos a ello todo lo que tengamos, pues el Rey Eucarístico se lo merece todo»

San Perdro Julián Eymard

“Sólo en la vuelta a Cristo Sacramentado está la salvación”

San Bernardo

“Aquí está oculta la divinidad, está oculta la humanidad y tan sólo aparece su ardentísima caridad”

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“No sólo tiene amor sino que es la misma caridad”.

Sta. Gemma Galgani

“Si estoy con Jesús crucificado sufro. Si estoy con Jesús sacramentado amo”.

Benedicto XVI

Benedicto XVI, se ha referido varias veces al sentido de la Eucaristía; dice por ejemplo: “La renovación de la parroquia, «familia de familia cristianas», no depende de bonitos planes pastorales, sino del encuentro de sus miembros con Cristo, particularmente en la Eucaristía.”

Santo Cura de Ars

Allí está aquel que tanto nos ama, ¿por qué, pues, no habremos de amarlo nosotros?”. Cura de Ars,       Arch. Secret. Vaticanos, 227, 1103

Inocencio III

“Se cree otra cosa de la que se ve y se ve otra cosa de la que se cree”.